En un rincón oculto del tiempo reposa un antiguo convento del siglo XIX, cuyas viejas paredes han sido testigos de múltiples transformaciones a lo largo de los años. Este edificio con alma ha sido moldeado por los susurros de la historia. La primera planta alberga un restaurante que se envuelve en la majestuosidad de bóvedas de piedra centenarias. Un espacio impregnado de nostalgia y esplendor. La localización está rodeada por un vasto jardín. La localización se distribuye en dos plantas con estilo singular y paredes de piedra. La recepción es acogedora y cálida. La planta inferior, con su singular belleza, es un escenario idóneo para eventos y rodajes que buscan un toque de elegancia y enigma en cada plano.